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La restauración de los Portalones del Palacio

Alzado del Palacio Chigi de Roma, en el que Ventura Rodríguez

se inspiró para diseñar el de Boadilla, asegura José Ramón Duralde.

En pocos días veremos finalizadas las actuaciones que el Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha llevado a cabo en los portalones del Palacio del Infante don Luis. Se trata de las dos entradas que dan acceso desde la calle a los jardines del Palacio, en la parte trasera del edificio.

Los portalones han sido restaurados por el arquitecto José Ramón Duralde, experto en Patrimonio Histórico y financiados por el Banco de Santander con 144.000 euros.

Nos explica el arquitecto los argumentos y circunstancias que ha tenido en cuenta para llevar a cabo la intervención:

“Lo fundamental es en qué hemos basado las decisiones más importantes tomadas, especialmente, por qué hemos evitado dar revocos y hemos preferido conservar lo que queda de los revocos de base originales y la obra de fábrica de ladrillo tal como la vemos.  Son los aspectos esenciales de la intervención, donde se acierta o se yerra. Después está la ejecución correcta de lo que previamente se ha concebido.

Portalón del Palacio de Boadilla

antes de su restauración

Detalle de uno de los portalones del palacio 

en el que se aprecia el estado en que se 

encontraba la cubierta antes de su restauración
 

Las razones principales para no revocar los portalones han sido:

a. Estas puertas nunca se terminaron, son una construcción inacabada, obra de Ventura Rodríguez, pero nos consta que mucho después de su muerte y la de D. Luis, estaban sin acabar. Así se dice en un documento tan fiable como la liquidación de la herencia de D. Luis, que también hace referencia a las dos puertas de la huerta,  inacabadas así mismo.

bUna prueba evidente de que no se acabaron se encuentra en la propia obra de ladrillo de las puertas donde encontramos restos de morteros pertenecientes al encofrado que sirvió para la construcción  de algunos arcos y las bóvedas y que hubiera sido necesario retirar para revocar esas zonas y también para dejar la fábrica vista. También existe una basa de granito sin terminar de desbastar cuyo volumen hubiera sobresalido de un supuesto revoco.

c. No tenemos constancia perfecta de cual era el perfil exacto de las molduras de los distintos elementos arquitectónicos de las puertas. Podríamos acercarnos con aproximaciones pero estaríamos falsificando a Ventura Rodríguez e induciendo a errores.

dAl realizar nuevos revocos, perderíamos los únicos originales que quedan  en el conjunto  del  palacio que 

son los restos de los revocos de base que vemos en la parte exterior de los portones.

Los del palacio se perdieron después de la guerra al picarse completamente hasta la base y colocarse una base con cemento. Los de la fuente en la restauración de la fuente anterior a la nuestra, cuando la Comunidad de Madrid, realizó nuevos revestimientos.

e. Dado que la fábrica de toda la cerca es de ladrillo visto (y fue siempre de acuerdo a los documentos a que aludo) las puertas se integran perfectamente en el perímetro del palacio de esta misma manera. Los revocos no son una necesidad estética.

fPrecisamente la estética de ruina clásica que tiene los portones es plenamente congruente y del gusto del siglo XVIII y la ilustración, como hay numerosos ejemplos en Europa de pintura de ruinas y de pabellones de jardín construidos como ruinas, por puro deleite estético.

g. Teniendo en cuenta tales antecedentes, es una suerte que lo más respetuoso sea no ocultar estas bellas fábricas con sus aparejos, desgastes y cicatrices, entre ellos los recientes de la batalla de Brunete,  porque además de sugerentes, están llenas de carácter y poesía y además nos transmiten de manera directa una preciosa información sobre su construcción y su historia.

 
 LA ACTUACIÓN
 

Acciones llevadas a cabo para la conservación de las puertas, su recuperación funcional (deben servir activamente para lo que fueron concebidas, es decir dar paso o cerrarlo al jardín alto) y poner de manifiesto sus valores arquitectónicos:

Limpieza de paramentos con cepillo, conservando y consolidando los restos de revoco, evitando fijadores químicos. Limpieza suave de los elementos de granito. Restitución de las losas de granito que conforman las cornisas de los frontones, recuperando la geometría original de los mismos. Dadas las pérdidas irrecuperables de las molduras de ladrillo sobre las que volaban, se ha hecho necesario restituir con igual ladrillo algunos tramos de tales cornisas como apoyo, además de colocar grapas de acero inoxidable en la parte posterior para asegurar el anclaje. Se han repuesto también en ladrillo algunos faltantes debidos a obras inadecuadas como la colocación de palomillas y soportes para instalaciones, especialmente en los casos en que tales faltantes afectaban a las aristas y perfiles arquitectónicos y contribuían a desdibujar el elemento. También se han suplido con fábrica de ladrillo y morteros de cal algunos desgastes excesivos en la base de la puerta del lado de la plaza de la Cochera, el nombre que se da a final del XVIII a la actual de la Barbacana en los documentos, para recuperar la embocadura de las batientes y evitar pérdidas y desgastes futuros en esa zona inferior y en la parte superior de algunas impostas, para poder asentar el babero de cobre con que se han protegido. En algunos casos, cuando eran grandes "lajas" de fábrica de ladrillo las que se había separado y, abombadas, iban necesariamente a desprenderse, las hemos consolidado con varillas de fibra de vidrio y morteros fluidos, manteniéndolas en su lugar. Esa misma labor de consolidación con morteros por tongadas sucesivas, se ha realizado en los frontones, donde el deterioro era mayor por la acción directa del agua, las sales y los fenómenos de heladicidad.

Se han mantenido en cambio los deterioros debidos a los impactos de artillería y los desgastes que no impiden la estabilidad o la conservación de la obra. Se ha mejorado el rejuntado donde era preciso cerrar la entrada de agua a las fábricas pues el agua de lluvia ha sido en realidad el agente principal de la mayor parte de las patologías detectadas y evitar su entrada en los muros y bóvedas de ladrillo, uno de nuestros objetivos fundamentales.

Portalón del Palacio en la actualidad, a punto de ser terminada su restauración.

En cuanto a las cubiertas, como existen en numerosos ejemplos contemporáneos al palacio, alguno obra del propio Ventura Rodríguez, la solución para las cubiertas de estas puertas hubiera sido el plomo si se hubieran terminado, material abundantemente usado en el palacio en su momento, en torres y con toda probabilidad en desagües de las cubiertas (aunque no existían largos canalones como ahora, las cubiertas tenían un diseño con faldones perpendiculares a los principales, a modo de abuhardillados que conformaban lima hoyas para dirigir todo el agua a las gárgolas, sin tramos horizontales). Ese diseño y construcción original de cubiertas se perdió en la parte central por la restauración de los años 40 y que los lados del palacio, que se habían salvado, fueron desafortunadamente eliminados en la restauración de los setenta, cuando el palacio volvió a las manos de la familia Rúspoli. El plomo se ha colocado de acuerdo a las técnicas y despieces tradicionales, necesarios para su buen funcionamiento, con tramos cortos unidos por engatillados que permiten sus movimientos de dilatación y retracción. Se ha contado con profesionales muy cualificados pues se trata de una técnica hoy poco conocida que exige mucho conocimiento del oficio.

Dado que el objetivo fundamental era la conservación de las puertas y en segundo término la revalorización arquitectónica de la obra, hemos buscado que la cubierta de plomo sirva para ambos objetivos. La lámina de plomo va asentada sobre un entablado al que soporta un enrastrelado de madera , apoyándonos en el tablero de ladrillo que encontramos bajo el barro en que se asentaban las tejas árabes, donde apreció una bomba de la guerra civil sin estallar, lo que da una idea del escaso mantenimiento que ha tenido esa cubierta desde entonces (y antes...). 

Conscientemente, sin que ello pueda engañar al espectador, hemos volado el plomo y conformado un goterón que evita el posible deslizamiento del agua de lluvia por la superficie de los paramentos, es verdad que ese goterón se ha tratado de manera congruente con la arquitectura clásica que protege y con proporciones en armonía con el conjunto, pero se ha puesto de manifiesto la independencia de la cubierta respecto de la fábrica, con una geometría que resuelve en simples fosas la disparidad entre las irregularidades de la fábrica de ladrillo y la perfección de la cubierta. Sin embargo, ésta se adapta a las diferencias de niveles que existen entre elementos teóricamente iguales de los portones, lo que lleva a la adopción de distintas soluciones en el remate final de algunos elementos, apenas perceptibles en una observación general de las puertas.

Se ha utilizado también el plomo para dotar de baberos protectores a los ábacos de los capiteles, por ser esos elementos de granito. Sin embargo, los baberos que protegen y refuerzan visualmente las impostas (en realidad la parte superior de los arquitrabes del entablamento que corona los muros laterales) son de cobre por ser su color, una vez oxide, muy similar al ladrillo y por permitir su mayor rigidez mantenerse indeformado sobre faltantes de ladrillo, reconstruyendo visualmente las líneas originales del diseño. Estos baberos vuelan también lo suficiente para crear goterones que alejen de los muros el agua de la lluvia. Una cama de mortero levemente inclinada les da lacaída necesaria. Donde no se han colocado baberos, se han formado tales pendientes con simple mortero, para que el agua no se detenga en ningún punto.

En cuanto al pavimento, se ha respetado el existente en la puerta de las cocheras o de la barbacana, reparándolo ligeramente para no destruir un elemento original o al menos muy antiguo. Como figura en el documento original, la pavimentación del camino entre ambas puertas fue contratada por D. Luis en el contrato a Machuca de 1762. Por lo mismo, hemos colocado un pavimento igual en la otra puerta si bien los restos del pavimento en esta puerta, encontrados en la exploración arqueológica llevada a cabo, eran mucho menos importantes.

El nivel relativamente alto de tales restos nos han obligado a mantener el pavimento a la cota que se la ha dado. Los tirantes de hierro de las fábricas, visibles en varios puntos, se han limpiado y protegido con un inhibidor de la corrosión.

 

LAS PUERTAS

 

En cuanto a las puertas de madera, las batientes con sus herrajes, se han restaurado para que, manteniendo sus elementos originales en todo lo posible, puedan recuperar plenamente su operatividad, un uso que será muy importante cuando el palacio recupere la vida. Ciertamente, la antigua puerta de la cochera ha quedado inaccesible para el tránsito de carruajes al cerrarse el espacio que la comunicaba con las propias cocheras y con la carretera y camino de acceso, espacio que además se ha adornado con un pilón central un tanto contradictorio con la función de este área del palacio.  Pero el uso para peatones puede ser en este caso muy intenso por tratarse de  la puerta más próxima al pueblo y los estacionamientos.

La otra puerta, cuyas batientes son más antiguas, seguramente originales, habrá de utilizarse para el necesario paso de vehículos, con las limitaciones de dimensiones y precauciones necesarias. Es su función. Se han sustituido las piezas perdidas o irremisiblemente deterioradas, manteniéndose el resto, en algunos casos con injertos parciales de madera.

Los radios abalaustrados del arco de las puertas, se han completado dado que se trata de elementos seriados que pueden reproducirse sin inducir a engaño y que son importantes desde el punto de vista compositivo y de la seguridad. La madera nueva se ha tratado para evitar una textura lisa que chocara con el resto de la madera, poniendo de manifiesto el relieve de su veta. Se han mantenido todos los herrajes y procedimientos constructivos originales. En cuanto a las fallebas y demás elementos de hierro, de gran calidad, se han tratado contar la corrosión y protegido. Se ha preferido no pintarlas y mantener sus escasos restos de pintura original, tratamiento congruente con el resto de la obraSe ha reproducido la nariz de la falleba principal de la puerta de la barbacana, copiando la que se había conservado en la otra puerta y evitándose una exactitud en la copia que pudiera inducir a equivocaciones en el futuro.

Los elementos de madera, sin embargo, se han pintado, como se hizo originalmente, porque la pintura es un elemento de protección importantísimo para la madera y por tanto es la manera de prolongar la vida de la parte original de estas puertas, que vuelven a funcionar perfectamente y dar servicio al palacio, permaneciendo al exterior, bajo el sol y la lluvia. Por otra parte, en este caso sí podemos recuperar la solución original sin temor a equivocarnos, e incluso acercarnos al color de la pintura, aunque los restos de la misma, muy alterados por el tiempo, las oxidaciones y decoloraciones por la luz y agentes atmosféricos no nos permitan poder afirmar con exactitud el matiz del tono que tuvieron las puertas.”

 

UNA OBRA CON SORPRESAS

 

Las obras no estuvieron exentas de sorpresas. En el mes de julio pasado, los operarios se toparon con una bomba de la guerra civil que se encontraba incrustada en el tejado que cubría uno de los portalones. Inmediatamente se avisó a los artificieros de la Guardia Civil que la desactivaron en el propio jardín del Palacio. Poco después otra artefacto aparecía de igual forma.

Los artificieros de la guardia civil explosionaron

el artefacto en los propio jardines del Palacio

 Bomba de la guerra civil encontrada

en el tejado de uno de los portalones.

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